domingo, 25 de abril de 2010

SE PUEDE APRENDER DE LA VIDA SI ERES CAPAZ DE ESCUCHAR

Hace unos días salimos dos amigos a dar un paseo por nuestros maravillosos montes, y a pesar de nuestros cuerpos boluptuosos conseguimos hacer unos kilómetros hasta llegar a Cuesta Blanca, y claro, la carne es débil así que nos dirigimos a una venta típica del Campo de Cartagena y nos pusimos hasta las cejas de jamón y cervezas (esto de ser deportista de alto nivel  tiene sus sacrificios...). Estando en este establecimiento llegó una señora que rondaba los ochenta años y por la forma de relacionarse con los dependientes entendimos que era una clienta habitual. Comentó la buena señora que salió de su casa dejando a su marido en la cama en la que estaba postrado desde hacía años, para de esta forma comprar lo imprescindible para su espartana alimentación.
Un parroquiano de la casa que la conocía le hizo un comentario algo machista, socarrón pero con mucho respeto, con la intención de sacarle una sonrisa. Ella le respodió levemente y sin darle mucha importancia a lo que decía, dándonos a todos una lección. Dijo que en la vida uno tiene derecho a equivocarse al hablar de los demás, pero cuando se habla bien de alguien equivocadamente las consecuencias son insignificantes, pero cuando se habla mal de alguien y te estás equivocando los efectos son demoledores e irreparables. Y así, sin grandes palabras y con una humildad entrañable nos dió a todos los que estábamos allí una lección enorme.
Pues bien, la foto de este lirio que hice en esta salida se la quiero dedicar a esta buena señora y por extensión a todas las madres (incluida la mía y la de mis hijas) porque la naturaleza le ha dado el mayor y más difícil encargo que se puede tener.

No hay comentarios:

Publicar un comentario