sábado, 7 de diciembre de 2013

La madura alemana nos dijo: "sois un gran país, pero lo que pasa es que no lo sabéis"

Nos encontramos con esta viajera alemana que venía a pasar unos meses escapando del frío centroeuropeo. Le preguntamos que por qué venía y qué pensaba de nuestro país. Nos contestó que éramos un gran país, pero que nosotros no lo sabemos, que tenemos una fuerza increible y que nos falta canalizarla. Que sí que es verdad que somos un conjunto de elementos muy distintos pero compatibles si sabemos como hacerlo. Nos habló de ella y que ya tenía cierta edad y que había viajado por muchos lugares del mundo, descubriendo rincones increibles y que siempre va a las espaldas de su hermano mayor para los desplazamientos largos, pero que enseguida que puede baja y no para de hacer kilómetros.
Según nos contó conoce bien la geografía española y dijo que somos un rincón muy rico y diverso: geología, especies vegetales y animales, procedencia como pueblo, varias lenguas, mentalidades, gastronomía diversa, etc. y dijo que esa diversidad es nuestra riqueza y nuestra flaqueza si en lugar de buscar puntos de unión los buscamos de divergencia.
Nos contó algo del pasado de su país y de cómo hace más de veinte años volvieron a unirse tras años de agónica separación; y de cómo ellos erraron de forma traumática e imperdonable, pero aún así se unieron en el dolor y en las esperanzas de futuro. Nos dijo que somos un gran país, o un país de nacionalidades, o de que lo llamemos como queramos, pero que somos grandes, con grandes defectos y virtudes. Pero que busquemos lo último. Comentó que conoció hace más de treinta años a españoles que estaban en su país trabajando, pero que siempre soñaban con volver a su tierra. Recuerda a José, un extremeño obrero de una fábrica de televisores que cuando añoraba a su pueblo se le ponía un nudo en la garganta que no le dejaba hablar. Dice que José regresó a España cuando pudo comprar una casa para sus tres hijos con la imprescindible ayuda de su mujer, pero que ahora su hijo mayor ha vuelto de nuevo a Alemania por la falta de trabajo. Nos contó nuestra amiga alemana que  habla mucho con el hijo de José y que cuando está bajo de moral lo sube a su sillín para dar una vuelta y animarle y le cuenta historias de su padre con algunas chicas alemanas y le dice que tranquilo, que volverá a España, como su padre.

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